Imágenes que comunican por sí solas
En muchas ocasiones los gabinetes de comunicación no tienen necesidad de escribir un discurso o un comunicado oficial para transmitir lo que se quieren decir. Los pueden sustituir por el poder de la imagen que, aunque ésta sea controlada y preparada, evita que los protagonistas tengan que dar más explicaciones.
El último caso lo encontramos esta misma semana. La Casa Real sueca ha distribuido una imagen sin texto del Rey Carlos Gustavo con la heredera, la Princesa Victoria. Los dos solos. En una época en que las abdicaciones reales están más presentes que nunca muchos ya han interpretado que este es el primer paso.
Pero ejemplos hay muchos y no hay que irse tan lejos. Las Casas Reales son verdaderas especialistas en decir con imágenes lo que no quieren decir con palabras. Aquí en España últimamente hemos tenido demasiados ejemplos provocados directamente por el Caso Urdangarín. Las imágenes de grupo de la casa real han ido evolucionando desde una proliferación excesiva de miembros hasta el núcleo duro que son los Reyes y los Príncipes de Asturias sin más comentarios que los que hacen los periodistas que de alguna u otra forma siguen a la Casa Real.
Una de estas imágenes, preparadas y controladas fue la que el septiembre de 2012 sirvió Zarzuela. El Rey, el Príncipe y la Infanta Leonor en una fotografía, pasado, presente y futuro de la institución. Una imagen nada casual en un año en que vimos desfilar por primera vez a Urdangarín por los Juzgados de Palma de Mallorca, en que Froilán se disparó en el pie, al Rey lo tuvieron que traer de urgencia desde Bostwana porque se había roto la cadera en una cacería organizada por “una amiga entrañable” de nombre Corinna, y la Reina había tardado 2 días en ir a visitar a su marido pues estaba celebrando la Pascua ortodoxa en Grecia junto con el resto de su familia.
Demasiadas cosas como para no mostrar en una imagen y sin palabras lo verdaderamente importante; el futuro de la institución, su fortaleza plasmada en la línea sucesoria.
En otras ocasiones son los protagonistas de la imagen los que toman las riendas con la intención que querer decir algo sin hablar. Es el caso de Kate Middelton, el Principe Guillermo y la primera “foto oficial” que se hicieron con su hijo, el pequeño George. Ninguno de los fotógrafos habituales de la familia real participó. Fueron unos conocidos de la familia Middleton los que hicieron la foto. Interpretación; los protagonistas quería alejarse de la pompa y el boato típicos de la familia real británica y presentarse como venía siendo habitual como una familia moderna y de su tiempo.
Todos los gabinetes de prensa deben estar preparados para utilizar la imagen en beneficio de sus representados, pero si hay uno repleto de verdaderos maestros está en el ala oeste de la Casa Blanca.
De esta imagen hace una semana. El Presidente Obama hablando por teléfono con Putin después de que tropas rusas tomaran algunos cuarteles de la península de Crimea en Ucrania. Estamos acostumbrados a ver a Obama en una actitud más distendida, es una persona cercana en su lenguaje corporal pero en esta foto está a años luz de ese Obama al que estamos acostubrados. De pie, no está el tema para estar sentado y relajado, brazo en jarra, puños de camisa remangados hasta los codos, se respira la tensión de la llamada no hace falta que la escuchemos.
Otro de estos momentos de tensión que se transmite es una sola imagen es este:
La noche en que los Navy Seals mataron a Osama Bin Laden y la plana mayor del gobierno de los EEUU seguía la operación atentamente desde la Casa Blanca.
Después hay otras fotos más o menos preparadas que se convierten en errores históricos. Es el caso de la imagen de las Azores. Blair, Aznar y Bush preparando distendídamente como si de una reunión de viejos amiguetes se tratara el inicio de la guerra de Irak, una conflicto escudado en una mentira; la existencia de armas de destrucción masiva.
De todo esto se puede extraer una conclusión nada nueva: una imagen vale más que mil palabras, pero ojo con las imágenes que escogemos y el mensaje que queremos transmitir. Si lo hacemos bien, nos ahorraremos mucho trabajo de texto y de dar explicaciones, si lo hacemos mal podemos pasar negativamente a la historia.